C. C. Residencia 80 - Artículos |
Vicent Galán
Pues yo me salto los semáforos.
.. siempre que puedo y cuando no supone
un peligro ni para mi ni para otros, por supuesto. Lo hago por mi seguridad y
porque no me creo eso de que "dando ejemplo" consigamos que algunos energúmenos
nos vayan a respetar más. Desde hace ya unos cuantos años, utilizo la bicicleta
todos los días para ir a trabajar (cuatro viajes de poco más de 2km) y circulo
habitualmente con ella por mi ciudad (Valencia) para cualquier gestión en el
centro, por lo que tengo experiencia urbana suficiente como para atreverme a
decir que me salto los semáforos "en defensa propia" y que, por lo tanto, no me
creo acreedor a mayor sanción por ello que la que le caiga a un peatón por hacer
lo mismo. Subscribo lo escrito por Jorge del Pico en un correo reciente. Creo que conviene recordar por qué
tenemos semáforos en las calles. Cuando las personas se desplazaban andando o en
carros, nadie vio la necesidad de buscar un sistema de regulación de los
desplazamientos por la calle. Esto se produce cuando aparecen unos vehículos
pesados y rápidos capaces de matar o herir gravemente a las personas: los
coches. A partir de ahí aparecen los semáforos. Pero, por la excesiva
peligrosidad de un tráfico lleno de coches, pronto se vio la necesidad de poner
también semáforos para peatones que también limitaban el libre desplazamiento de
las personas andando, a pesar de no representar un peligro en si para nadie. Se
necesitaron los semáforos para proteger a los peatones de los coches. Se puede
decir que acabaron pagando "justos por pecadores": para controlar a los
"pecadores" -los coches-, los "justos" -peatones- acabaron perdiendo la libertad
de movimiento por la calle que habían tenido siempre. Por eso, nadie se extraña
cuando un peatón cruza la calzada en rojo o por un lugar indebido porque -salvo
en casos en que esta acción pueda entrañar peligro- es evidente que no supone
ninguna amenaza para nadie y no hace más que recuperar una libertad de
movimiento histórica. De hecho, todos lo hacemos. ¿O no? ¿O también os parece un
acto de in civismo caminar por la calzada de una calle cuando no hay coches a la
vista?¿Acaso ese comportamiento puede dar "mal ejemplo" y justificar que un
conductor de coche se suba a la acera y atropelle a un peatón? De hecho, aunque las normas de tráfico
tienen previsto poder sancionar al peatón que se salta un semáforo en rojo, esto
casi nunca ocurre aunque se haga ante las narices de la autoridad y siempre que
se haga con responsabilidad. Pues las bicicletas creo que estamos en
el mismo caso, siempre que la infracción se haga con la misma responsabilidad. Yo no estoy de acuerdo en absoluto con
el argumento que algunos ciclolisteros esgrimen relacionando nuestro
cumplimiento del código de circulación (en las condiciones que he explicado) y
la seguridad vial. Me parece ingenuo creer que si somos formales los coches "nos
perdonarán la vida". Primero, porque nuestro comportamiento modélico solamente
es observado por una parte minúscula de los conductores. Como mucho los de la
primera fila del atasco del semáforo, de entre los cuales hay que restar los del
"encefalograma plano" -que son los peligrosos- y que ni se percatarán de nuestro
gesto. Pero es que a mi los que me dan miedo son los de las filas de detrás, que
no me ven y que es posible que salgan del semáforo sin tenerme en cuenta o
imitando a Carlos Sainz cuando le dan la salida. Y luego porque no es cierto que
la misma persona que es capaz de jugar con mi vida por ganar unos metros en la
calzada o por llegar unos segundos antes a su destino, vaya a pensárselo dos
veces porque yo "sea un buen chico". Estas personas son asesinos en potencia y
lo que tenemos que hacer es tenerlos lo más lejos posible... ganándoles el
máximo de metros posible de distancia, por ejemplo en los semáforos o
subiéndonos a una acera despoblada o utilizando la estrategia que convenga... en
defensa propia. La suerte que tenemos es que esos
conductores peligrosos realmente son una minoría mínima. Por mi condición de
ciclista urbano, puedo decir que el 99'9% de los vehículos con los que me cruzo
cada día me respetan y no suponen un riesgo para mi integridad, pero ese 0'1%
que falta me puede matar en dos segundos y yo siempre voy huyendo de ellos por
todos los medios que sea capaz de ingeniar. Para ir más seguros en bicicleta por la
ciudad, más que cumplir a pies juntillas las normas de circulación (pensadas por
y para los coches) lo que tenemos que hacer es circular con mucha atención y "a
la defensiva". Me explico. A veces, conviene saltarse un semáforo, pero otras
veces conviene parar cuando tienes toda la prioridad si observas que el coche
que te tiene que ceder el paso (en un stop o un semáforo) lleva una velocidad y
una cara que te da a entender que no tiene ninguna intención de cederlo. Pues
hay que parar y dejarlo pasar aunque tengamos toda la razón del mundo. Se trata
de que no nos pisen y, en esta historia, los indefensos somos nosotros y, los
que van armados, los coches. No creo que tenga nada que ver mi "salto
del semáforo" con el comportamiento cívico que exijo a los automovilistas,
porque creo que lo que nosotros hacemos no tiene nada de incívico, aunque vaya
en contra de la norma establecida. Una vez más se confunde la norma con lo
éticamente correcto, cuando ya deberíamos saber que muchas normas están dictadas
para favorecer a algunos y que eso suele perjudicar a otros... pero eso es otra
historia (más bien otro punto de vista de la misma historia). Tampoco estoy de acuerdo con que los
coches estén tan pendientes de nuestro comportamiento. Para nada. Bastante
complicado es circular en bicicleta por la ciudad como para alimentarnos
paranoias que nos hagan creer que están todos pendientes de lo que hacemos y en
contra nuestra. Los conductores van a su bola y solamente se acuerdan de
nosotros cuando les hacemos reducir considerablemente su velocidad: entonces sí
que hay que procurar no "provocarles". Pero pensar que siempre hay que ir
demostrando lo buenos que somos "por si nos están mirando" me parece absurdo y,
como he dicho, mucho más peligroso. Además, yo también considero otro tipo
de argumentos para justificar mi rebelión ante los semáforos: me encanta
saltarme los semáforos y dejarme atrás a aquellos conciudadanos míos que, a
pesar de vivir en una ciudad perfecta para ir en bici todo el año (llana, sin
excesivo calor ni frío y con pocas lluvias) han optado por un medio de
transporte que contamina mi aire, mi espacio y mi silencio. Me encanta
demostrarles que en bici me puedo desplazar mejor y más barato que ellos y llego
antes a cualquier lugar de la ciudad sin contaminar y sin representar un peligro
para mis vecinos. Es un poco como aquel antiguo anuncio de la Renfe... "con la
bici, ya hubiera usted llegado!". El uso indiscriminado del coche (cuando es
innecesario su uso, cuando podrían ir más personas en el mismo vehículo, cuando
se podría optar por el transporte público...) sí que me parece un comportamiento
incívico e insolidario por mucho que la legislación lo permita y yo soy de los
que creo que desplazándome en bici "doy ejemplo" de otro modelo de ciudad en la
que todos podríamos vivir mejor. Ese tipo de ejemplo sí que me parece más
interesante. Pero para poder seguir dándolo, necesito seguir vivo y para eso me
salto siempre que puedo los semáforos ... cuando voy en bici. En coche, nunca,
por supuesto.
Un saludo desde las trincheras ciclistas. Vicent Galán