C. C. Residencia 80 - Artículos

 

Pepe Costa

 

CICLOTOUR DU LEMAN - 2014 (Lausanne (Suiza)

 


LOS PREPARATIVOS


Las dudas de Shakespeare eran pecata minuta comparadas con las dudas que tenía referente a mi participación en esta Marcha del Lago Leman en Suiza, programada para el 18 de mayo del 2014. En efecto, y en base a los informes que me había dado Romano Subiotto, desde hacía tiempo había manifestado mi interés en tomar parte en este evento. En principio, varios de la Peña habían manifestado interés en hacer otra excursión parecida a la de Roma, pero en esta ocasión a Suiza. Ya lo dice el refrán: el hombre propone, Dios dispone y…. en este caso, los nietos lo descomponen.
El 26 de abril pongo rumbo a Washington y no regresando hasta 13 de Mayo. Tan solo cinco días antes del evento deportivo. Amparo me dice que no tiene ganas de volver a salir de viaje recién llegada, Paco que creía que era el fin de semana del 25, otro que …. Total, ya daba por abandonada la idea, cuando el jueves 15 se me ocurre llamar a Romano. Me dice que tras comprobar que las previsiones meteorológicas para el domingo iban a ser excelentes, se ha apuntado. Me comenta que piensa ir en avión desde Bruselas, alquilar un coche en Ginebra y conducir hasta Lausana, donde se piensa hospedar en un hotel que está junto al lago y muy cerca de la línea de Salida y Meta. Va a ser la cuarta vez que va a hacerla. Me anima a que me inscriba y me convence. Ahora tengo que abordar el tema de mi transporte y alojamiento. Compruebo que en avión no es posible salir de Valencia el sábado y volver el domingo. Sin embargo sí que es posible desde Madrid con un horario muy aceptable. Total que me saco el billete de avión y hago una reserva en el mismo hotel donde se aloja Romano. Me saco un billete en AVE a Madrid ida el viernes por la tarde y regreso el lunes por la mañana. Pernoctación en Madrid, en casa de mi hija Lucía.
El viernes 16 aparezco en la estación del AVE de Valencia y el interventor del tren me dice que no puedo viajar con un bulto tan grande (la funda que contiene la bicicleta). Tras llorarle, al final me deja pasar y me pide deje la bici en las plazas reservadas para sillas de minusválidos que en esta ocasión no van a ser ocupados. En hora y media en Madrid donde me espera Lucía. A la mañana siguiente me lleva al aeropuerto donde facturo sin problema, pero pagando por la bici como está estipulado. Mi avión llega un par de horas antes que el de Romano y aprovecho la espera para relajarme y comer ya que es mediodía. En el coche que alquila Romano caben las dos bicis y hacemos los 60 kms que separan Ginebra de Lausana. Antes de llegar al hotel pasamos por el centro comercial donde se entregan los dorsales y la documentación.
 

 

LA MECÁNICA DE LA MARCHA


La meta de la marcha se encuentra en la ciudad de Lausana, sin embargo se puede salir desde tres puntos distintos, en función de los kms que quiera hacer el participante: Lausana (180 kms), Evian (110 kms) y Ginebra (60 kms). En cada uno de los puntos de salida se dispone de una hora y cuarto para pasar por la cinta de salida. La organización va dando la salida a grupos de unos 50 a 70 ciclistas cada dos o tres minutos. En Lausana a partir de las 6:15, en Evian a partir de las 7:450 y en Ginebra a partir de las 9:30. Al final serán unos 1800 los que salgan de Lausana, unos 800 de Evian y unos 400 de Ginebra. En total nos juntamos unas 3000 personas pedaleando camino de Lausana.
 

 

 

DESARROLLO DE LA MARCHA


El hotel donde nos alojamos nos permite dejar la habitación a las dos de la tarde en lugar de la hora estándar que son las doce. Para aprovechar esta oferta y poder ducharnos al acabar la prueba, decidimos intentar salir con el primer grupo. Quedamos en el lobby del hotel a las 5:30 para dirigirnos a la salida. A pesar de lo temprano de la hora ya hay luz y no se requiere poner pilotos luminosos en la bici. A las 6:15 en punto salimos con el primer grupo.

 


Una vez dejadas las calles de Lausana, este grupo rueda fuerte para mis posibilidades (entre 38 y 42 k/h). Eso sí, rodando siempre por la derecha de la carretera . Aguanto durante unos diez minutos pero pensando que me quedan 170 kms decido decir adiós a mis compañeros y me descuelgo, quedándome más solo que la una. Pongo mi ritmo de diesel (29 a 31 k/h). Aprovecho para ir disfrutando del paisaje y de la arquitectura de los pueblos que voy travesando. Pasados unos minutos, percibo a lo lejos un cierto murmullo. Es el siguiente grupo que se aproxima a toda pastilla.

 


Me engancho de nuevo durante unos minutos y de nuevo los dejo pasar. El sol empieza a iluminar las cimas nevadas de las montañas que rodean el lago. La vista es sencillamente maravillosa.

 

 

Van pasando los kms y los grupetos. En un momento dado un ciclista que se ha descolgado de su grupo, pero que va ligeramente más rápido que yo, me indica que me pegue a rueda. Ya chupando rueda, vamos viendo que más gente va descolgada. Poco a poco se van formando grupos en los que chupando rueda voy a gusto. Rodamos a una velocidad de crucero de unos 32-34 kms. El ritmo lógicamente decrece cuando hay laguna pequeña cuesta que superar. Cruzamos Evian, donde se encuentra el primer avituallamiento que descarto pero que rompe los grupetos. A partir de este momento , dado que hay ciclistas que salen de esta ciudad, se aprecia la carretera ahora está más frecuentada. Me paro 5 min. en el avituallamiento del km. 110 donde repongo agua en los botellines y me tomo un trozo de queso suizo, un higo seco y un trozo de plátano.



Se sigue bordeando el lago y cuando la carretera se ensancha es señal de que Ginebra se encuentra próximo. Efectivamente tras una curva y la carretera picando hacia abajo se divisa un chorro de agua que sale del lago. Señal inequívoca de que ya estamos en la ciudad calvinista. Cruzamos el puente sobre el río Ródano y me acuerdo que, tres años antes, en ese mismo punto, Romano, un amigo mejicano, Carlos Borrás y un servidor, iniciamos nuestra ruta ciclista Transalpina que nos conduciría a la Costa Azul. Ya llevo 120 kms en las piernas y tan solo quedan 60. Si mantengo mi ritmo, en dos horas en Lausana.
 


Efectivamente, cruzo la meta en menos de seis horas, lo cual que va a permitir ir tranquilamente al hotel y tomarme una ducha con tranquilidad.
Después una buena cerveza en la terraza del hotel compartiendo conversación con un par de jóvenes americanos que trabajan en el Centro Europeo de Física Nuclear (CERN) y que también han hecho la marcha. Luego un paseo relajante a lo largo del lago. A las cuatro de la tarde iniciamos el regreso al aeropuerto de Ginebra para tomar el vuelo de regreso a Madrid. El lunes por la mañana, mi preocupación era saber si me pondrían pegas para tomar el AVE con la bici. Al pasar el control me preguntan ¿Es una bici? Al contestar afirmativamente me dejaron pasar sin problema alguno. Comento este incidente para información de aquellos que en algún momento deseen embarcar en el AVE con bici.
Una vez asimilados las sensaciones de esta aventura decir que mejor acercarse a Lausana sin prisas y haciendo turismo, pero en cualquier caso me alegro enormemente de haber cumplido este deseo.